LA DESPEDIDA DE LA POLICÍA

JOSE MANUEL BOU autor del libro CRISIS Y ESTAFA disponible AQUÍ

Llevo estos días varias discusiones, algunas con gente “de los nuestros”, de los que llevan la bandera de España en su perfil, por el tema de las despedidas a los policías y Guardias Civiles que van a Barcelona con motivo del referéndum ilegal del 1 de octubre. Opinan algunos, insisto, incluso “de los nuestros”, que están mal esas despedidas, que hay que ser más discretos, que son provocaciones innecesarias, que no hay que «hacer aspavientos» etc, etc. Debo reconocer que no estoy de acuerdo. Yo estoy muy a favor de esas despedidas. Solo faltaría que los familiares y amigos de los miembros de nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad y los patriotas en general no puedan ir a despedir a los funcionarios del cuerpo como les dé la gana.

Los policías no van a Barcelona a hacer nada malo, no tienen por qué llegar en silencio, como ladrones en la noche, como si les diera vergüenza. Van a cumplir con su deber, van a hacer su trabajo, va a imponer la legalidad, van, en pocas palabras, a salvar a España. Eso es motivo de orgullo, no de vergüenza. Cuando la gente grita “a por ellos” no se refiere a todos los catalanes, obviamente, gritan a por los delincuentes, a por los traidores, a por los sediciosos, a por los malversadores, a por los prevaricadores, a por quienes quebrantan la ley, a por quienes pretenden destruir a España. ¡Que se avergüencen ellos, que son quienes realizan actos innobles! Nuestros policías van a hacer lo correcto, es lógico que se les despida con orgullo, con honor, con entusiasmo.

Parece que los defensores de la unidad de España tenemos que ser como Rajoy: tristes, taciturnos, pasivos, abúlicos, aburridos, grises. Parece que la emocionalidad sea patrimonio exclusivo de los separatistas, que a los patriotas no nos esté permitida. Nosotros solo podemos hablar de economía o de derecho, solo podemos exhibir un argumentario legalista o economicista sin alma. Eso es un error. Por supuesto que hay que hablar de que el proceso separatista es ilegal y de que sería ruinoso, pero no podemos quedarnos ahí. A los pueblos no los mueven los abogados ni los economistas, los mueven los poetas. Parafraseando a un gran hombre, tenemos que ser capaces de levantar, frente a la poesía que destruye del separatismo, la poesía que promete de una España unida y mejor.

¡Aplaudamos, pues, el entusiasmo de quienes despiden a la policía! ¡Congratulémonos de que los patriotas recuperemos la poesía, recuperemos la ilusión, recuperemos la esperanza! No nos avergoncemos, nosotros hacemos lo correcto. ¡Que se avergüencen ellos que son quienes hacen algo innoble, algo deshonroso! ¡Que se preocupen ellos de no provocarnos a nosotros! Ondeemos de nuevo las banderas nacionales con orgullo, no en un acto deportivo, sino político. ¡Que se note que el patriotismo renace!

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